sábado, 11 de agosto de 2007

Me suena conocido

Leyendo otro libro, me hizo buscar la vida de Andrew Jackson, que fue un presidente norteamericano de las primeras decadas del siglo 19, el paralelismo (que ya algo le habia dicho a Manolo) con algun presidente nuestro en lo fundamental es notable, incluso, y no lo menciona aqui, es, como me dijo un amigo yanqui, Andrew and the gang of croonies.

Fue el primer presidente elegido por sufragio universal y que no perteneció al círculo de políticos que participaron en la guerra de independencia ni en la redacción de la constitución. Es uno de los grandes ídolos de la historia de su país por haber hecho concluir eficazmente la llamada Guerra de 1812 (batalla de Nueva Orleans), que enfrentó por segunda vez a EE.UU. con el Reino Unido, por haber anexionado la península de Florida tras comprarlo a los españoles en 1819 (durante la administración del presidente James Monroe) y haber dirigido las guerras indias contra las tribus Creek , Seminola y Cherokee ,que tuvieron como objetivo empujarlas más al oeste para permitir a los blancos establecerse hasta el Misisipi (Se le atribuye por esto último, la frase «El único indio bueno es el indio muerto»). En 1837 Jackson también reconoció a la nueva República de Texas, cuyo territorio poco antes había pertenecido a México y en cuya creación también influyó.

Además de ser el primer presidente de origen humilde y nacido en el sur, proyectó la imagen de defensor del hombre común. Sus diferencias con el BancoNacional (hábilmente dirigida por Nicolas Biddle), promovida también por granjeros del oeste, sufridores de la crisis económica de 1819, consistían en la suspicacia del pueblo ante la ambición de políticos, banqueros e inversionistas extranjeros. Y todo esto llevó a que desconfiaran de las notas bancarias, y a exigir a que se pagase con monedas de oro o plata. Por encima de todo, Jackson consideró al Banco una institución anticonstitucional y antidemocrática, porque privilegiaba a unos pocos habitantes, los más ricos, frente a la mayoría.

Entonces, cuando en 1832 el Congreso aprobó la solicitud de renovación de la licencia del Banco Nacional para 1836, el presidente interpuso el veto. Los cuatro años que siguieron a esta decisión del ejecutivo, fue un auténtico duelo entre Jackson y Biddle. La batalla la ganó el presidente retirando los fondos federales para enviarlos a pequeños bancos y el propio Biddle se declaró en quiebra en 1841. El cierre del BUS provocó una grave crisis económica, muchos granjeros se arruinaron y gran parte del capital extranjero se retiró de la nación ante la inestabilidad económica. Cuando llegó el desastre, Jackson ya no estaba en la Casa Blanca para presenciarlo.

Sobre lo anterior dijo Jackson:

:¿No constituye un peligro para nuestra libertad e independencia el tener un banco que tiene tan poco en común con nuestra nación? ¿No representa el mismo una causa de temor el pensar en la pureza y la paz de nuestro proceso eleccionario y en la independencia de nuestro país en guerra? El tener control de nuestro dinero, el recibir el dinero público y el mantener a miles de nuestros ciudadanos en un estado de dependencia, sería peor y más peligroso que cualquier enemigo militar y naval. — Herman E. Cross, Documentary History of Banking and Currency in the United States, Chelsea House, pp. 26, 27.

En 1830 se aprobó en el Congreso la subvención a una carretera en Kentucky de 100 kilómetros que él vetó. Vetó este proyecto por considerar que los fondos públicos podían ser malversados con facilidad y porque un proyecto de estas características beneficiaba a un Estado y no al conjunto de la nación. Con respecto a la venta de tierras, Jackson adoptó la opción favorable de defender a todos aquellos colonos que quisieran establecerse en las nuevas tierras de forma libre. El precio de la venta de las tierras fue muy bajo, sólo para mantener al personal de estas operaciones. Esta medida, junto con el desalojo de los indios produjo un nuevo impulso a la colonización.

La amenaza de nulidad y secesión de los Estados, la no renovación de la cédula del Banco Nacional y el traslado de los indígenas hacia el oeste fueron los asuntos más importantes de la era de Andrew Jackson.

Con respecto a la problemática de la esclavitud, el ejecutivo ignoró bastante el tema para que no aflorara como arma política. No obstante, es necesario señalar que, pese a que en los Estados del norte se concentraban los abolicionistas, los prejuicios contra los negros eran generalizados tanto en el norte como en el sur. Con respecto a los católicos irlandeses, eran una fuente de votantes vital en el noroeste, pese al amplio sentimiento anticatólico y xenófogo de la militancia demócrata

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