viernes, 18 de enero de 2008

Ideologismos

Una discusion en lo de Manolo acerca de los bilardistas y los menotistas, (ver Manolo) me hizo acordar esto, que, quizas es la obra cumbre de la aplicacion de la ideologia a lo real (otro fue el gran salto adelante de Mao, motivo de otro post)

El caso Lysenko

La política no suele ser buena consejera en cuanto a la ciencia se refiere, mucho menos si el integrismo interfiere con la objetividad. El marxismo radical reinante en la Rusia soviética es un claro ejemplo de esta nefasta asociación. La ideología marxista, vista a través de los ojos de Stalin claro, propuso entre otras cuestiones, que la humanidad es moldeable más allá de lo que la naturaleza imponga y la herencia genética no sería un factor limitante en ese caso. Aplicando esta idea a la biología, de manera radical, Trofim D. Lysenko y los políticos que apoyaban sus teorías causaron mucho daño al pueblo ruso.

Lysenko se dedicaba a la agronomía, desde 1929 a 1965 consiguió toda la atención de los dirigentes comunistas soviéticos, convencidos de que sería capaz de acabar con los problemas de alimentación de la población. La demencial asociación político-biológica trajo grandes catástrofes de hambre y se basó en negar cualquier evidencia de la ciencia porque no se adaptaba al “ideal marxista”. Lysenko, el conductor de aquella loca experiencia, planteaba que las plantas, al igual que el hombre, pueden ser modificadas por el ambiente sin tener en cuenta sus características genéticas. Su objetivo final era la mejora de las cosechas, la obtención de superproducciones utilizando sus métodos. El resultado fue un desastre que duró más de treinta y cinco años. El poder que alcanzó Lisenko fue tal, que logró eliminar a sus competidores. Cualquier científico, por muy respetado, objetivo y honrado que fuera, era apartado de su trabajo si contradecía al “genio” de la agricultura. La acusación en esos casos siempre fue la misma: traición a los planes soviéticos. Y si entrabas en la lista negra, lo mejor era intentar escapar, porque el futuro no existía para quien llegaba al conflicto con Lisenko y sus protectores. Muchos perdieron la vida en aquella batalla donde la estupidez se imponía a base de libros y teorías manipuladas al gusto de los ideólogos soviéticos.



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